El testimonio de Eva
“Empecé la quimioterapia y después la radioterapia. Recuerdo que cuando entré la primera vez en la sala me dieron muchas ganas de llorar. Me sentía muy desgraciada, pero al mismo tiempo, el cariño con el que me trataron las doctoras, las enfermeras y la seguridad de que lo que iba a empezar me iba a curar en unos cuantos meses, me hizo fuerte. Me convencí de que tenía suerte porque lo que me estaba pasando se podía curar”.
“Empecé la quimioterapia y después la radioterapia. Recuerdo que cuando entré la primera vez en la sala me dieron muchas ganas de llorar. Me sentía muy desgraciada, pero al mismo tiempo, el cariño con el que me trataron las doctoras, las enfermeras y la seguridad de que lo que iba a empezar me iba a curar en unos cuantos meses, me hizo fuerte. Me convencí de que tenía suerte porque lo que me estaba pasando se podía curar”.