/content/dam/genesiscare/patients/es/ES_Oncology_Patient-Story_Headshot_GA_José Luis Lobo Moriche.jpg
2022-03-25T00:00:00.000+08:00

El testimonio de José Luis

El testimonio de José Luis

Al escuchar a mi urólogo que la palabra “cáncer” se había incrustado en parte de mi ser, caí al instante en un apocamiento mucho más profundo y desconcertante que cualquier estado de desánimo vivido hasta entonces. Con la misma celeridad de cómo las células malignas tratan de extenderse silenciosamente por los tejidos de cualquier órgano humano, el aviso canceroso tomó cuerpo dentro de mí con extraños golpes cerebrales, que me provocaron una repentina caída de derrota. Vi, de repente, las múltiples aristas hirientes que esconde el vocablo fantasmal “cáncer”; y fui consciente de que no era una mera abstracción mental, sino una funesta realidad interiorizada ahora en mí.

Llegó el momento en que preferí no transmitir ningún desasosiego a mis familiares y amigos, enfundarme con una coraza anímica que me hiciera más fuerte y luchador, infundirles que la batalla emprender terminará victoriosa. Con esas sanas intenciones llegué a GenesisCare, centro oncológico emplazado en La Cartuja de Sevilla. Enseguida, me recibió el médico radioterapeuta Dr. don José Antonio González Ferreira. Durante una sincera y abierta entrevista con él, palpé que había entrado en un hospital que suponía una prolongación de mi ámbito familiar. Con destreza pedagógica, me explicó cuál era mi situación, las diferentes formas posibles de actuación y el tratamiento adecuado para mi mal, todo detallado con profesionalidad y con palabras rebosantes de humanidad. Tenía ante mí a una persona docta que infundía confianza, tranquilidad, esperanza, amabilidad, energía, optimismo y naturalidad.

GenesisCare no es un hospital al uso. Aquí, recibo un trato exquisito y muy personalizado, que hace olvidarme de ser un paciente. Al Dr. González Ferreira, alma páter de GenesisCare, le acompaña un equipo de profesionales a los que considero que son piezas fundamentales de la apasionante empresa colectiva de curar: doña Cristina Bonilla Jiménez allana los trámites administrativos y la enfermera doña Soledad Guerra Rodríguez vela, tal como si fuera nuestra madre, por la preparación previa para las sesiones de radioterapia y está muy pendiente de las recomendaciones de los cuidados necesarios. Realiza su labor con gran precisión y dulzura. Mima al enfermo hasta el extremo de que este retrocede grata y mentalmente a su infancia maternal. Don José Ignacio Rodríguez-Palacios Valderrama y don Carlos Rua Sobrino son los técnicos de radioterapia. Ayudado por ellos, diariamente, sigo correteando por los espacios que siempre habité, sin miedo alguno a lo venidero y desconocido; a la espera deseada de que los rayos emitidos por una máquina que parece haber salido de otra galaxia alcancen la zona afectada y generen vida.

Gira la máquina en torno a mí; y unos minutos que presagiaba como terroríficos alcanzan milagrosamente la categoría de casi poéticos. ¡Qué difícil conseguir que los latidos de un corazón descompasado se tornen capaces de remover mis fuerzas! ¡Nombres de mujeres y hombres que habéis conseguido transformar mi día frío e incierto en haces de luz esperanzadora! Gracias a vosotros, no lloro la desesperanza ni exhalo frío aliento. De mis ojos no se derrama lágrima alguna ni tristeza ni desconsuelo. Sé con certeza que las acciones médicas y el cuidado amoroso de vosotros harán brotar -en el árbol de mi vida- una ramilla cargada de nueva savia. Gracias de corazón a todo el equipo de GenesisCare. Seguro que conseguiréis vuestro reto propuesto y, entonces, aflorará otro milagro de primavera.

Cortegana, 28 de febrero de 2022, día de Andalucía.

José Luis Lobo Moriche.

Al escuchar a mi urólogo que la palabra “cáncer” se había incrustado en parte de mi ser, caí al instante en un apocamiento mucho más profundo y desconcertante que cualquier estado de desánimo vivido hasta entonces. Con la misma celeridad de cómo las células malignas tratan de extenderse silenciosamente por los tejidos de cualquier órgano humano, el aviso canceroso tomó cuerpo dentro de mí con extraños golpes cerebrales, que me provocaron una repentina caída de derrota. Vi, de repente, las múltiples aristas hirientes que esconde el vocablo fantasmal “cáncer”; y fui consciente de que no era una mera abstracción mental, sino una funesta realidad interiorizada ahora en mí.

Llegó el momento en que preferí no transmitir ningún desasosiego a mis familiares y amigos, enfundarme con una coraza anímica que me hiciera más fuerte y luchador, infundirles que la batalla emprender terminará victoriosa. Con esas sanas intenciones llegué a GenesisCare, centro oncológico emplazado en La Cartuja de Sevilla. Enseguida, me recibió el médico radioterapeuta Dr. don José Antonio González Ferreira. Durante una sincera y abierta entrevista con él, palpé que había entrado en un hospital que suponía una prolongación de mi ámbito familiar. Con destreza pedagógica, me explicó cuál era mi situación, las diferentes formas posibles de actuación y el tratamiento adecuado para mi mal, todo detallado con profesionalidad y con palabras rebosantes de humanidad. Tenía ante mí a una persona docta que infundía confianza, tranquilidad, esperanza, amabilidad, energía, optimismo y naturalidad.

GenesisCare no es un hospital al uso. Aquí, recibo un trato exquisito y muy personalizado, que hace olvidarme de ser un paciente. Al Dr. González Ferreira, alma páter de GenesisCare, le acompaña un equipo de profesionales a los que considero que son piezas fundamentales de la apasionante empresa colectiva de curar: doña Cristina Bonilla Jiménez allana los trámites administrativos y la enfermera doña Soledad Guerra Rodríguez vela, tal como si fuera nuestra madre, por la preparación previa para las sesiones de radioterapia y está muy pendiente de las recomendaciones de los cuidados necesarios. Realiza su labor con gran precisión y dulzura. Mima al enfermo hasta el extremo de que este retrocede grata y mentalmente a su infancia maternal. Don José Ignacio Rodríguez-Palacios Valderrama y don Carlos Rua Sobrino son los técnicos de radioterapia. Ayudado por ellos, diariamente, sigo correteando por los espacios que siempre habité, sin miedo alguno a lo venidero y desconocido; a la espera deseada de que los rayos emitidos por una máquina que parece haber salido de otra galaxia alcancen la zona afectada y generen vida.

Gira la máquina en torno a mí; y unos minutos que presagiaba como terroríficos alcanzan milagrosamente la categoría de casi poéticos. ¡Qué difícil conseguir que los latidos de un corazón descompasado se tornen capaces de remover mis fuerzas! ¡Nombres de mujeres y hombres que habéis conseguido transformar mi día frío e incierto en haces de luz esperanzadora! Gracias a vosotros, no lloro la desesperanza ni exhalo frío aliento. De mis ojos no se derrama lágrima alguna ni tristeza ni desconsuelo. Sé con certeza que las acciones médicas y el cuidado amoroso de vosotros harán brotar -en el árbol de mi vida- una ramilla cargada de nueva savia. Gracias de corazón a todo el equipo de GenesisCare. Seguro que conseguiréis vuestro reto propuesto y, entonces, aflorará otro milagro de primavera.

Cortegana, 28 de febrero de 2022, día de Andalucía.

José Luis Lobo Moriche.