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2021-09-30T00:00:00.000+08:00

¿Cómo sé si tengo cáncer de tiroides?

¿Cómo sé si tengo cáncer de tiroides?

El cáncer de tiroides es uno de los tumores menos frecuentes aunque su incidencia ha ido en aumento durante los últimos años. Afecta mayoritariamente a mujeres, quienes padecen 3 de cada 4 casos, y se diagnostica generalmente a una edad más temprana que el resto de los cánceres.

Qué es el cáncer de tiroides y cómo detectarlo

Para entender el cáncer de tiroides debemos conocer primero la glándula en la que se origina. Esta patología aparece en el tiroides, situado en la base del cuello y es responsable de regular el metabolismo del cuerpo y su sensibilidad a otras hormonas. El cáncer de tiroides se desarrolla cuando, dentro de esta glándula, se originan células cancerosas en sus tejidos.

En la mayoría de los casos no muestra ningún síntoma inicial, aunque sí es recomendable estar atento a una serie de señales.

Síntomas más frecuentes del cáncer de tiroides

El signo principal que alerta de la posible existencia de un tumor en el tiroides es la aparición de un bulto o nódulo en la garganta, ubicado en la parte anterior e inferior del cuello así como la persistencia de ganglios inflamados en el lateral del cuello.

Ante la presencia de alguno o varios de los siguientes síntomas, recomendamos acudir a un especialista para definir la causa y descartar o confirmar la aparición del cáncer de tiroides:

  • Aparición de un bulto en alguna parte del cuello
  • Dolor o inflamación en el cuello
  • Dolor en oídos o mandíbula
  • Dificultad para respirar según en qué posición se tenga la cabeza
  • Dificultad al tragar o dolor posterior
  • Ronquera, tos crónica, o cambios de voz
  • Sensación de presión en la garganta al usar prendas ajustadas.

Tener un nódulo tiroideo no significa tener cáncer

Es importante tener en cuenta que todos estos síntomas pueden estar asociados a la existencia de un nódulo en el tiroides por cualquier otra causa no relacionada con el cáncer. El 95% de los nódulos que aparecen en el tiroides son benignos. Solo en el 5% de los casos ese bulto resulta maligno.

La aparición de un nódulo tiroideo es muy común y su tamaño es tan reducido que en ocasiones no se detectan ni por el paciente ni por el especialista. Estos surgen cuando las células tiroideas  sufren un crecimiento y acúmulo, formando una tumoración dentro de la glándula, y que mayoritariamente suele ser benigno.

Diagnóstico del cáncer de tiroides

Ante la detección de un nódulo en el tiroides es necesario realizar una serie de pruebas para descartar que se trate de un tumor maligno. Los primeros pasos son el estudio del historial clínico y la realización de un examen físico y análisis de sangre. La prueba diagnóstica definitiva es la realización de una biopsia al nódulo tras eliminarlo mediante cirugía.

Otras pruebas diagnósticas son:

  • Ecografía tiroidea de alta resolución: Prueba de ultrasonido para conocer el tamaño real de nódulos y tiroides e indica si ha afectado a los órganos y ganglios adyacentes.
  • Gammagrafía de la tiroides: Técnica aplicable a nódulos de un diámetro mayor a 1 cm en la que se inyecta al paciente una sustancia radioactiva para conocer si el nódulo la absorbe en mayor o menor medida que el resto del tejido de la tiroides.
  • Punción Aspiración con Aguja Fina (PAAF): Prueba que descarta la existencia de un tumor maligno mediante la extracción de células del mismo.
  • En menor medida, realización de pruebas técnicas de imagen, como la Tomografía Axial Computarizada (TAC), la Resonancia Magnética (RM) y la Tomografía por Emisión de Positrones (PET).

Tratamiento

El tratamiento de elección en la extirpación total del tiroides (tiroidectomía radical), respetando las glándulas paratiroideas, habitualmente por detrás el tiroides. Tras la resección, frecuentemente curativa, se debe hacer una prueba diagnóstica con yodo-131 para ver si existiese algún resto de tejido tiroideo residual en cuello o en otras partes del organismo (tejido tiroideo ectópico). En caso de positividad, deberá hacerse un tratamiento con dosis más altas de yodo-131, para destruir con el mismo el resto de las zonas tiroideas visibles en la gammagrafía.

Prácticamente el 90% de los carcinomas papilares y foliculares tiroideos se curan con el procedimiento anterior.

Hay algún caso de mayor agresividad que presentan recaída al cabo de los meses o años, en forma de enfermedad loco-regional o metastásica a distancia. En estos casos se utilizan fármacos dirigidos, individualizados, como Lenvatinib que produce una muy alta tasa de respuestas e incrementos de la supervivencia

¿Es posible la prevención en cáncer de tiroides?

Aunque difícil, sí es posible la prevención en cáncer de tiroides. Resulta complicado porque los tipos de cáncer de tiroides más habituales tienen un crecimiento tan lento que pueden no variar su tamaño durante años.  habría que incluir el estudio  del  tiroides en las revisiones periódicas. En esta dirección trabaja la Asociación Española de Cáncer de Tiroides, desde la cual buscan concienciar a la sociedad sobre la necesidad de la prevención y detección temprana.

El cáncer de tiroides es uno de los tumores menos frecuentes aunque su incidencia ha ido en aumento durante los últimos años. Afecta mayoritariamente a mujeres, quienes padecen 3 de cada 4 casos, y se diagnostica generalmente a una edad más temprana que el resto de los cánceres.

Qué es el cáncer de tiroides y cómo detectarlo

Para entender el cáncer de tiroides debemos conocer primero la glándula en la que se origina. Esta patología aparece en el tiroides, situado en la base del cuello y es responsable de regular el metabolismo del cuerpo y su sensibilidad a otras hormonas. El cáncer de tiroides se desarrolla cuando, dentro de esta glándula, se originan células cancerosas en sus tejidos.

En la mayoría de los casos no muestra ningún síntoma inicial, aunque sí es recomendable estar atento a una serie de señales.

Síntomas más frecuentes del cáncer de tiroides

El signo principal que alerta de la posible existencia de un tumor en el tiroides es la aparición de un bulto o nódulo en la garganta, ubicado en la parte anterior e inferior del cuello así como la persistencia de ganglios inflamados en el lateral del cuello.

Ante la presencia de alguno o varios de los siguientes síntomas, recomendamos acudir a un especialista para definir la causa y descartar o confirmar la aparición del cáncer de tiroides:

  • Aparición de un bulto en alguna parte del cuello
  • Dolor o inflamación en el cuello
  • Dolor en oídos o mandíbula
  • Dificultad para respirar según en qué posición se tenga la cabeza
  • Dificultad al tragar o dolor posterior
  • Ronquera, tos crónica, o cambios de voz
  • Sensación de presión en la garganta al usar prendas ajustadas.

Tener un nódulo tiroideo no significa tener cáncer

Es importante tener en cuenta que todos estos síntomas pueden estar asociados a la existencia de un nódulo en el tiroides por cualquier otra causa no relacionada con el cáncer. El 95% de los nódulos que aparecen en el tiroides son benignos. Solo en el 5% de los casos ese bulto resulta maligno.

La aparición de un nódulo tiroideo es muy común y su tamaño es tan reducido que en ocasiones no se detectan ni por el paciente ni por el especialista. Estos surgen cuando las células tiroideas  sufren un crecimiento y acúmulo, formando una tumoración dentro de la glándula, y que mayoritariamente suele ser benigno.

Diagnóstico del cáncer de tiroides

Ante la detección de un nódulo en el tiroides es necesario realizar una serie de pruebas para descartar que se trate de un tumor maligno. Los primeros pasos son el estudio del historial clínico y la realización de un examen físico y análisis de sangre. La prueba diagnóstica definitiva es la realización de una biopsia al nódulo tras eliminarlo mediante cirugía.

Otras pruebas diagnósticas son:

  • Ecografía tiroidea de alta resolución: Prueba de ultrasonido para conocer el tamaño real de nódulos y tiroides e indica si ha afectado a los órganos y ganglios adyacentes.
  • Gammagrafía de la tiroides: Técnica aplicable a nódulos de un diámetro mayor a 1 cm en la que se inyecta al paciente una sustancia radioactiva para conocer si el nódulo la absorbe en mayor o menor medida que el resto del tejido de la tiroides.
  • Punción Aspiración con Aguja Fina (PAAF): Prueba que descarta la existencia de un tumor maligno mediante la extracción de células del mismo.
  • En menor medida, realización de pruebas técnicas de imagen, como la Tomografía Axial Computarizada (TAC), la Resonancia Magnética (RM) y la Tomografía por Emisión de Positrones (PET).

Tratamiento

El tratamiento de elección en la extirpación total del tiroides (tiroidectomía radical), respetando las glándulas paratiroideas, habitualmente por detrás el tiroides. Tras la resección, frecuentemente curativa, se debe hacer una prueba diagnóstica con yodo-131 para ver si existiese algún resto de tejido tiroideo residual en cuello o en otras partes del organismo (tejido tiroideo ectópico). En caso de positividad, deberá hacerse un tratamiento con dosis más altas de yodo-131, para destruir con el mismo el resto de las zonas tiroideas visibles en la gammagrafía.

Prácticamente el 90% de los carcinomas papilares y foliculares tiroideos se curan con el procedimiento anterior.

Hay algún caso de mayor agresividad que presentan recaída al cabo de los meses o años, en forma de enfermedad loco-regional o metastásica a distancia. En estos casos se utilizan fármacos dirigidos, individualizados, como Lenvatinib que produce una muy alta tasa de respuestas e incrementos de la supervivencia

¿Es posible la prevención en cáncer de tiroides?

Aunque difícil, sí es posible la prevención en cáncer de tiroides. Resulta complicado porque los tipos de cáncer de tiroides más habituales tienen un crecimiento tan lento que pueden no variar su tamaño durante años.  habría que incluir el estudio  del  tiroides en las revisiones periódicas. En esta dirección trabaja la Asociación Española de Cáncer de Tiroides, desde la cual buscan concienciar a la sociedad sobre la necesidad de la prevención y detección temprana.